
o genéticos específicos de esa población. La alta proporción de diagnósticos en
estadio I para CCU (59,2%) y CE (66,7%) sugirió una eficacia relativa del sistema
de salud cubano en la detección temprana, en especial para el CE, donde el
sangrado postmenopáusico facilita una consulta más pronto, el resultado es
prometedor, al considerar
que, a nivel internacional, solo entre el 50-60% de los
casos
de CE son diagnosticados en etapas iniciales,
12
sin embargo la significativa
cantidad
de CCU en estadios III-IV en mujeres mayores de 60 años (41,2%) pone
de manifiesto una significativa deficiencia en el cribado de este grupo. Esto se
alinea con las observaciones de Smith y colaboradores que indicaron que las
mujeres de edad avanzada con frecuencia subestiman su riesgo de CCU y
abandonan los cribados.
6
Las guías de la SEGO sugieren que el cribado se
continúe
hasta los 65 años siempre que los antecedentes sean apropiados, pero
este estudio sugiere que tal estrategia puede ser insuficiente en contextos de alto
riesgo.
15
El
diagnóstico tardío del CO (62,5% en estadios III-IV) fue congruente
con su naturaleza asintomática en etapas iniciales y la carencia de métodos de
cribado eficaces, un desafío global que aún no se resuelve.
9
La
alta proporción de CCU bien diferenciado (77,6%) sugirió un comportamiento
menos agresivo en esta población, lo que podría resultar en mejores expectativas
de recuperación. En contraste, la variabilidad en el CE (44,4% bien diferenciado,
37,0% moderadamente diferenciado) con una tendencia hacia menor
diferenciación en mujeres mayores (47,4% moderadamente diferenciado; p=0,069)
posee relevancia epidemiológica.
Los tumores moderadamente y poco
diferenciados en CE se relacionan con un riesgo elevado de recurrencia y menor
tasa
de supervivencia.
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Esta divergencia con la literatura, que por lo general
reporta una mayor incidencia de CE bien diferenciados, podría atribuirse a factores
genéticos o ambientales específicos de la región que ameritan estudios
moleculares adicionales.
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Estos resultados resaltan la necesidad de adaptar las
estrategias de cribado y manejo a la edad y el contexto geográfico, para las
mujeres mayores, se recomienda reforzar el cribado de CCU mediante abordajes
comunitarios y educación sobre síntomas, para CE, el enfoque debe ser la
monitorización de factores de riesgo metabólicos. Las diferencias entre las áreas