Es probable que esta disminución en la capacidad fértil sea multifactorial y se relacione
con los efectos sistémicos de la enfermedad activa, como fatiga, desnutrición, anemia y
dolor, así como dispareunia, depresión y disminución de la libido, más que con los
efectos físicos de la enfermedad. Además, existe evidencia de disminución de la
reserva ovárica en mujeres con EC, lo que puede contribuir a la «subfertilidad».
Existen estudios que demuestran que en mujeres con EII al momento de la gestación,
hasta el 35% de ellas experimentarán un aumento de la actividad inmunológica de la
enfermedad, siendo mayor en aquellas pacientes que se encontraban activas al
momento de la concepción.
2
Las pacientes con EC y CU inactivas tienen una
probabilidad del 14 al 22 % y del 26 al 35% de experimentar un brote durante el
embarazo, respectivamente, lo que es comparable con el riesgo de brote en mujeres no
embarazadas. Sin embargo, del 26 al 65% de las pacientes con EC y del 33 al 79% de
las pacientes con CU activa en el momento de la concepción continuarán
experimentando la enfermedad activa a lo largo de la gestación.
7
De manera que
controlar la actividad inflamatoria y mantener la remisión antes y durante el embarazo
son las variables con mayor impacto en el desarrollo del embarazo y en los efectos
sobre el feto.
Se estima que cuando la concepción ocurre durante una fase activa de la
enfermedad, dos tercios de las mujeres tendrán un aumento de los brotes durante el
embarazo y un mayor riesgo de empeoramiento de la enfermedad después del este.
8
Las exacerbaciones o recaídas de la EII complican hasta la tercera parte de los
embarazos en EEUU, que se manifiestan en un incremento en el riesgo de aborto,
óbito, parto pretérmino, ganancia insuficiente de peso, restricción del crecimiento
intraútero, preeclampsia, abruptio placentae y del índice de cesárea, lo que se suma a
un riesgo mayor de padecer la enfermedad durante su desarrollo futuro.
4
Otro tema a
considerar es el impacto del embarazo en el curso de la enfermedad. En la mayoría de
las pacientes con EII, el embarazo no influye en el curso de su enfermedad; sin
embargo, en casos individuales puede empeorar o mejorar la condición del paciente. Se
estima que alrededor del 15% de las mujeres con EC y el 30% con CU experimentan un
brote de la enfermedad durante el embarazo.
5
Estos episodios son más frecuentes en el
primer trimestre y durante el parto. Los resultados de algunos estudios demuestran que