Revista de Medicina de la Isla de la Juventud
Volumen 16, No 1 (2015).
ISSN: 1726 6696
Editorial
Ébola, África y pobreza
Ebola, Africa and poverty
Lic. Madelyn Martínez Castro1
1 Lic. en Biología. Master en Enfermedades Infecciosas. Profesora Asistente
Los virus como el Ébola, son el gran desafío sanitario del siglo XXI. Desde la viruela, que cambió el curso de la historia e incluso, marcó el declive de civilizaciones enteras, o la peste, que asoló a Europa en los siglos VII y XIV, no se tenía noticia de que una enfermedad amenazara tanto la estabilidad de una región y de las naciones que la conforman.1
Desde hace 40 años se tienen registros de brotes de Ébola en el continente africano. No obstante, cabe preguntarse por qué los organismos internacionales y los gobiernos de los países desarrollados reaccionan apenas ahora ante una enfermedad que empezó a ser identificada en 1976 y que conoció los primeros contagios masivos en Sudán, volvió a presentarse como epidemia en 1995, en Zaire y Gabón, posteriormente en República del Congo y Uganda, hasta llegar en total a 26 brotes sin que los gobiernos y la industria farmacéutica realizaran el esfuerzo que habría cabido esperar para impulsar el desarrollo de procedimientos terapéuticos y fármacos capaces de curar o prevenir la infección del virus. 1
En tanto la letal enfermedad no se presentó como una amenaza para los individuos de los países desarrollados, fueron mínimos los esfuerzos por hacer frente a un padecimiento que cobraba vidas exclusivamente en un continente que por tradición ha sido visto como coto para el saqueo humano y de recursos naturales, en una población sin poder adquisitivo alguno y sin más relevancia para los centros mundiales de decisión que la de su potencial para ser explotada. Por lo demás, en las lacerantes condiciones de pobreza - y, por ende, de insalubridad y carencias educativas - que afectan a los países en los que se ha desarrollado la epidemia, cualquier enfermedad curable puede convertirse en una pandemia mortífera.
Las actitudes clasistas, racistas y pragmáticas señaladas han caracterizado desde hace siglos la mirada de Occidente hacia el África subsahariana, así lo confirman las reacciones tardías e indolentes ante la aparición o la identificación del virus mencionado. Sin embargo, en el actual entorno globalizado, en el que las distancias se acortan y los intercambios se intensifican, el ritmo de expansión de las epidemias se acelera en forma proporcional, y tales posturas no sólo resultan inhumanas, sino también autodestructivas.
Cuba se ha convertido en un proveedor crucial de la experiencia médica en las naciones de África Occidental golpeadas por el Ébola. Su respuesta oficial a la lucha por detener la enfermedad ha sido mucho más sólida que la que países mucho más ricos pueden aportar.
Más allá de la urgencia de adoptar, en la presente emergencia sanitaria, medidas de control y prevención, de desarrollar medicamentos eficaces contra el Ébola, es necesario que los países ricos volteen hacia África y empiecen a remediar el desastre que ellos mismos han causado allí. La epidemia actualmente en curso es un aviso de las consecuencias que podría tener una pobreza tan exasperante como la provocada por la expansión de Occidente, en el continente cuna de la humanidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS
1. Organización Mundial de la Salud [Internet]. Ginebra: Centro de Prensa; c 2014 [citado 10 de diciembre 2014]. Enfermedad por el virus del Ébola; [aprox. 5 pantallas]. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs103/es